Finalmente descifré el código de Kengan Ashura después de ver los doce episodios que componen la primera mitad de su segunda temporada. Si bien le gusta presentarse como una serie de artes marciales que eleva varios estilos de lucha y plantea la hipótesis de cómo esas formas interactuarían cuando se enfrentan entre sí, no comprende el tema lo suficiente ni tiene las habilidades de escritura para ejecutar esa premisa. Este no es un anime para personas a las que les gusten las artes marciales o los deportes de combate; Este es un anime para personas a las que les gusta Power Slap de Dana White y disfrutan ver a personas infligirse daños novedosos entre sí.
Esto está bien si te gustan ese tipo de cosas, y si es así, es probable que ya hayas descubierto y comprobado Kengan Ashura. Si te has quedado con la serie durante la primera temporada, serás recompensado en la segunda temporada, ya que esta es la mejor que jamás haya sido el programa. Aunque los problemas de animación persisten y provocan un latigazo cuando la cámara corta entre personajes renderizados en un estilo 2D, un estilo 3D útil y un estilo 3D feo, la escritura del personaje es más fuerte que nunca. Finalmente hay suficiente humor para mitigar su actitud nerviosa.
El mejor ejemplo de esto proviene del luchador y luchador profesional Sekibayashi Jun. Para su combate, ingresa al ring como su personaje talón, el Marvelous Seki, y usa un maquillaje que evoca claramente a The Undertaker. También entra al ring en medio de un ritual satánico implícito mientras suena la apertura prevocal de “Enter Sandman” de Metallica. Esta broma es exactamente el tipo de diversión tonta que Kengan Ashura necesitaba desesperadamente y es muy apreciada.
La pelea de Jun es también la más conmovedora de la serie hasta el momento. A lo largo del mismo, aprendemos que creció en un hogar destrozado y fue un delincuente hasta que comenzó a entrenar como luchador profesional. En el proceso, formó las relaciones más importantes, entró en una carrera emocionalmente satisfactoria y adquirió sus valores y creencias fundamentales. Si bien es un poco extraño que esta relación con la disciplina elegida no se extienda a ningún otro luchador, es bueno ver finalmente a un personaje en Kengan Ashura que disfruta de su oficio y encuentra un valor inherente en él.
Dicho esto, todavía hay algunos problemas evidentes en los escritos de Kengan Ashura que hacen que sea difícil recomendarlo como algo más que un programa que se reproduce de fondo mientras el cerebro está apagado. Los directores ejecutivos de las empresas que patrocinan a Jun y su oponente, Muteba Gizenga, se reunieron antes del partido y discutieron una alianza. Como ambos son personas motivadas, deciden que el perdedor apoyará al ganador en sus esfuerzos por convertirse en presidente de la Asociación Kengan durante el torneo. Sin embargo, esta alianza es innecesaria, ya que el perdedor ya no beneficia al ganador. Además, como solo el director ejecutivo de la empresa ganadora puede seleccionar al próximo presidente de la asociación, lo ideal sería que estos directores ejecutivos hubieran hecho este tipo de arreglos con personas en lados opuestos del torneo antes de que comenzara. Esta es una conversación innecesaria que se hace pasar por intriga política y denota cuán pobre es el programa para generar tensión, crear dinámicas de personajes creíbles o crear situaciones interesantes.
Además de estos puntos están los supuestos protagonistas del programa, Yamash*ta Kazuo y Tokita Ohma, quienes apenas están en esta temporada ya que Tokia está en coma de recuperación y Yamash*ta está al lado de la cama de su luchador. Al final de la segunda parte de la primera temporada, y literalmente hace un día en la línea de tiempo del programa, Yamash*ta acaba de descubrir que su hijo misántropo era aparentemente el jefe secreto de una importante corporación y casi muere a manos de una familia de asesinos. . Esto no surge en absoluto y retroactivamente empeora su historia de la temporada pasada, ya que esta parte de la primera temporada la vuelve intrascendente.
En los dos últimos episodios de esta tanda de episodios, Tokita tiene un sueño en coma en el que recuerda haber entrenado con su maestro fallecido, Tokita Niko. Este segmento tiene una pelea interesante en la que un Tokita más joven usa botellas de vidrio rotas para obstaculizar la inclinación de su oponente por los movimientos de derribo y las técnicas de lucha y humaniza a Tokita mostrando más de su relación con su padre adoptivo. Sin embargo, Kengan Ashura utiliza este tiempo de coma como un atajo para el crecimiento del personaje. Tokita se despierta como una persona más equilibrada con recuerdos e información sobre una organización secreta aún desconocida para la audiencia. Intenta darle a Tokita un arco de personaje, pero no entiende que cualquier resolución o crecimiento en el personaje no tiene sentido para la audiencia si no somos testigos de los procesos que conducen a esas conclusiones.
Y eso llega a lo que sigue siendo el problema central con Kengan Ashura. No puede ser simplemente una diversión tonta; en cambio, intenta y no logra imitar otras artes marciales y series centradas en torneos. No entiende por qué sus contemporáneos como Baki, Yu-Yu Hakusho o Dragon Ball tienen éxito. En cambio, hacen una versión más atrevida y menos completa de los tropos presentados en estos géneros, incluso si hay partes de esta temporada que me gustan más que nunca, como la música, la actuación de Imari Williams como la nueva VA inglesa para el comentarista Jerry Tyson y los intentos de crecimiento del carácter: todo parece demasiado poco y demasiado tarde.
Incluso cuando el final de este lote de episodios establece peleas más intensas que nunca y una organización secreta completamente nueva con su agenda, el programa no ha hecho el trabajo para hacerme sentir involucrado en esos puntos de la trama o darme confianza de que lo hará. ejecutar bien esas ideas.
